miércoles, 3 de marzo de 2010

Problema secundario

Hoy aprendí una gran lección de quien menos esperaba, y bueno digo es como la vida funciona, ¿cierto?

Como quiera que sea no podría expresar lo vivido sólo escribiendo -mi estilo es más descriptivo-, pero gracias a la tecnología puedo compartir con el mundo entero y contigo que lees estas sencillas líneas.

Y es que los pequeños cambios, las pequeñas decisiones marcan nuestra vida de muy diversas maneras. En una parte de mi día decidí cambiar la dieta y sentarme a comer unas quesadillas en medio de una plaza pública. Me dedique a observar, desde que arribé vi a un hombre, perdido en mente y mirada en medio de un par de parejas que felizmente daban rienda suelta a sus instintos más primitivos. Me dediqué tratar de disfrutar dos de las tres quesadillas que adquirí con una señora que no me respondió cuando le pregunté si las quesadillas estaban ricas. Con quesadilla en mano me dirigí a aquel viejo perdido.

Le hablé y parece que despertó. Me permití convidarle de la quesadilla, por algún motivo también accedí a su invitación de sentarme a acompañarlo mientras comía. El señor, ya de la tercera edad comenzó a contarme parte de su vida. Él es alcohólico y ello le ha traído haber perdido el respeto de alguna de sus hijas. En fin grande fue mi sorpresa al encontrarme con un filosofo al más puro estilo Diógenes -aquel del que narran las viejas historias de griegos-.

No había duda de la razón de sus palabras. Lo escuchaba, la gente que pasaba nos veía con extrañez, sin duda hacíamos una escena fuera de lo común, tan fuera de lo normal que alguien llamó a un par de policías para que se verificaran el orden de nuestro encuentro en la vía pública. No hubo ningún problema, los policías minutos después acudieron a un llamado que en verdad pudiese significar una verdadera alerta.

En vierto punto de mi conversación con Don Vicente decidí grabar nuestra conversación para quizá compartirla. Estoy seguro el no tendrá inconveniente en que el mundo conozca de nuestra filosofía.

Don Vicente dice que "la esencia de la vida es estar vivo". Indagamos juntos que la vida depende de cómo vivimos, de la calidad con la que nos conducimos y nos cuidamos a nosotros mismos. Pero en cierto punto le señalé que el alcohol, uno de sus vicios no contribuye a su bienestar. ¡Ah!, pero ese es un problema secundario, -me refuto-. Y es que según Don Vicente los "problemas secundarios" contribuyen al detrimento de nuestra calidad de vida y que ellos son consecuencia de decisiones no convenientes a nuestra integridad. Ya avanzada nuestra conversación él señaló: es que el alcohol destruye nuestras neuronas.

La grabación empieza en cuando le pregunté que cuando empezó a "tomar". Hace ocho días me respondió. Y me contó la historia de cómo fue que llego en un día lluvioso a una cantina -como a tres kilómetros fuera de su rumbo, estando a sólo unos seis minutos y pocos metros de su casa-. Me dijo de la ubicación de su casa, vive en un asilo a sólo unos metros de mi escuela.

La conversación fue francamente amena, agradable. Pero eso de los problemas secundarios de la vida son los que determinan nuestra calidad de vida, nuestra felicidad, tristeza o alegría.

Os dejo la liga de mi conversación con Don Vicente, con todo respeto y sencillez la comparto.
Lo hago con la finalidad de no olvidar que son precisamente las cosas más sencillas de la vida las que nos dan una gran alegría y una memoria para la vida, en mi caso es una dentro de muchas otras que no olvidare.

Don Vicente me cuestiono: ¿donde están tus conocimientos?. Al final de nuestro encuentro y ya frente a varios adolescentes curiosos me dijo "yo sólo sé que no sé nada".


Posdata: disfruto más este tipo de encuentros, charlas con gente real, transparente que con gente (socialmente) importante, gente con mascaras, no autenticas, salvo sus pocas y contadas excepciones.

Posdata II: Lo comparto con sencillez y con todo el respero para Don Vicente.

lunes, 1 de marzo de 2010

Mi analogía del Politólogo

Quiero confesar que dentro de muchas otras cosas, puedo decir que me encuentro clavado -si se me permite decirlo- de la Ciencia Política, lo más fascinante es que tan sólo es una pequeña parte de ella la conozco.

Hay una analogía que disfruto compartir para hacer más entendible el trabajo y la labor de los politólogos, esta es que: así como existen diversos tipos de médicos y especialistas en la medicina y el cuerpo humano (ginecólogos, oftalmólogos, neurólogos, pediatras, etcétera) existe entre los politólogos en general y especialistas, especialistas en desarrollo, en conflictos, en partidos políticos, gobiernos, etc. El politólogo es el profesional que estudia la política y cada una de sus ramificaciones. Y desde mi perspectiva la política empieza con la interacción entre dos o más individuos, es inherente a nosotros mismos, está ahí queramos o no. Es por ello que en sentido estricto la sentencia más absurda de un individuo es declararse “apolítico”. Decir: "soy apolítico".

Así como simplemente existen médicos diagnostas existen politólogos diagnostas. En la ciencia política a diferencia de la medicina ejecutar el diagnostico pudiese ser lo más complejo, pues no depende del politólogo la ejecución de la solución propuesta, no así en medicina (es la diferencia entre las ciencias exactas y las ciencias sociales).
Con lo anterior pudiese surgir una pregunta en cierta medida lógica: ¿son los politólogos quienes deberían gobernar?

La respuesta es en cierta medida simple. Todo gobierno como todo buen hospital debiese concentrar a un equipo profesional, diverso, equilibrado y eficiente de especialistas. El politólogo puede gobernar o no, pero es indispensable contar con ellos directamente en un gabinete o equipo de gobierno. Por otro lado no pudiésemos sólo tener politólogos en un gobierno o gabinete por dos obvias razones, una que no se especializan en áreas eminentemente técnicas, la segunda es que desde el punto de vista de la pluralidad democrática –si existiese en una sociedad- sería excluyente y por tanto constituiría una acción no democrática, aún y cuando fueran los mejores (es el problema de las democracias. Hablaré de ello en otra ocasión, como en democracias, democracias no educadas las mayorías tienen derecho simplemente por el hecho de ser mayoría a  exigir y pugnar por el derecho a lo estúpido o lo vulgar –lo que comparto ampliamente con Gasset y Sartori).

Así como en toda actividad, hay médicos, arquitectos, políticos, ingenieros, abogados, profesionistas dedicados a su trabajo y aquellos que sólo se mueven por intereses egoístas, carentes de toda visión social, existen muy diversas clases/tipos de politólogos. No buenos, no malos, simplemente como todo humano.

lunes, 8 de febrero de 2010

KEEP YOUR COINS, I WANT CHANGE


 La semana pasada en un programa de radio, el locutor preguntó lo que puede ser lo más normal y común para todos nosotros -obviamente dentro de un contexto "normal/común"-: ¿Señor cómo esta?, preguntó el locutor.

- Instantáneamente contesté dentro de mí. ¡¿Cómo se supone debe estar?!, perdió, le mataron a su hijo, ¡imbécil!

El entrevistado -con corazón y alma desgarrados- narro los sucesos. Sus palabras fueron las de un padre al que le arrebataron un hijo.

Unas de las declaraciones que el señor hizo fue: “… ya es demasiado, que les den (a los criminales) lo que quieren”.

La entrevista se realizo a uno de los padres de los estudiantes asesinados en Cd. Juárez el pasado 31 de enero.

Sucesos como el narrado me han llevado a cuestionarme: ¿qué estamos haciendo (como estudiantes, como hijos, como ciudadanos, como humanos)?, Sé que como muchos no soy el único que día a día trata de aportar un poquito, un granito de arena, pero también pienso que lo que sea que hagamos no está siendo suficiente. Dentro de todo esto recordé aquella frase de E. Burke:

"El mal triunfa cuando los hombres buenos no hacen nada"

Y es que parece ser que los buenos no estamos haciendo lo suficiente pero, ¿qué es lo suficiente?, la verdad es que simplemente no lo sé, depende de cada quien.

Algunos centran en debate en que la economía debiese estar sólo en manos de los privados, otros por el contrario argumentan que debiese estar en manos del Estado. Sea como sea hoy existen millones de personas sufriendo, muriendo por no ver cubiertas sus necesidades básicas. Me veo a mi mismo, miro a mi alrededor y sinceramente me revienta ver la indiferencia de unos para con otros, ver a gente enajenada con la televisión, gente discutiendo por demostrar que sistema político, económico o partido político es mejor, veo a mi al redor personas como yo, jóvenes también enajenados charlando sobre quien injirió mas alcohol el fin de semana, religiosos debatiendo sobre que dios es el verdadero, todo eso y muchísimo más se ha hecho tan cotidiano que no nos damos cuenta que nos dirigimos hacia la autodestrucción y caos. Dice el filosofo Salomón “todo es vanidad”.

La verdad me cuesta, me hiere no ser como otros y ver cosas con “naturalidad”, la realidad hiere y para ser honesto en ocasiones quiero simplemente huir a un lugar mejor, pero creo y, sé profundamente que las cosas se dan por una razón específica para cada uno, en el universo.

¿Qué pasaría si todos por un día diéramos de comer al que no tiene, alojáramos a quien está de paso, acompañáramos al que siente no tener a nadie, si atendiéramos al enfermo?, ¿Qué pasaría?...

Sé que aún hay esperanza, que podemos confiar en otros y que juntos, sólo así juntos, unidos podemos cambiar la desesperanza y dolor, rebasando la lástima y caridad por  misericordia y compasión. AMOR. La esperanza, el cambio está en mí, la esperanza soy yo, está dentro de cada uno de nosotros. Sonreír a otro, un abrazo sincero, compartir y dejar lo que es nuestro para darlo a otro es cambio.

Hacer mientras hacemos, es una gran virtud. 

Me cuesta vivir más el presente que el futuro en mi cabeza, no tengo problemas con el pasado, pero aún debo reconocerlo tengo mucho que aprender de a cuanto ser paciente se refiere. Y en este preciso momento pago el costo de oportunidad  de la libertad, entregar parte de esa libertad por buscar arribar a un lugar estratégicamente mejor en el futuro. El presente como costo de oportunidad del futuro.

¿Por qué no hacerlo?, deribar los argumentos de aquellos resentidos que en ocasiones nos dicen, sigue soñando te darás cuenta más adelante, te rendirás. Defiendo a muerte, pugno por el derecho decada hombre, mujer, niño y anciano a soñar. 

Everybody can dream,  should dream!

lunes, 1 de febrero de 2010

Hoy es un buen día...

Por fin decidí escribir (ahora siendo yo mismo, despojándome de lo que no soy), decidí aprovechar un nuevo día, un nuevo mes, una nueva oportunidad, a compartir con amigos, conocidos, con el mundo. Hoy es un buen día para (volver a) empezar. Pasar de los escritos privados a lo público, a lo que deseo compartir. Una página se cerró con el blog anterior, pero espero que en breve pueda compartir de más aventuras, viajes y experiencias en lugares lejanos.

Lo hago con dos propósitos en específico uno: compartir y guardar, escribir memorias para el futuro. Y es que es tan lindo detenerse por un momento y ver el camino que hemos recorrido –sólo cuando hay avance-, recordar a todas esas personas y momentos con ellas, lo que dejamos, aquello que consciente o inconscientemente sembramos en otros, pero sobre todo lo que viene, y lo que viene es congruente y consecuencia de lo que andamos y venimos andando.


Son tantas cosas las que siempre pienso y deseo abarcar que me pierdo en mis pensamientos e ideas. Pero como siempre es más recomendable empezar por el comienzo. Y es que hace un año, por estas fechas (el 11 de febrero para ser preciso) emprendí un viaje que me cambio la vida, mis percepciones de la vida, la gente, el tiempo, en fin que rompió todos esos cuadrados con los que somos formados y crecemos. Hoy miro hacia tras y sonrió, suspiro y me jacto de decirme a mí mismo: “bien hecho”, miro en donde estoy y en ocasiones me llego a desesperar (los tiempos muertos me secan, me consumen, me matan), miro hacia adelante y no puedo dejar de sentirme ansioso, expectante, pero a la vez con cierto grado de incertidumbre y quizá un poco de miedo porque sé que no he hecho lo suficiente (o lo que tuviese que hacer) para prepararme, que ha faltado autodisciplina. Quiero usar este espacio para poner una pieza más a esa disciplina necesaria para los sueños y anhelos de adelante del camino y además gano aún más dada la oportunidad de recibir retroalimentación de entre otros tú que por razones inciertas te encuentras leyendo estas líneas. En fin el tiempo es el mejor juez.


Por otro lado he decidido disfrutar de este año, tomármelo con filosofía y cambiar la percepción de lo que en ocasiones es común. Tomar este año como el último año para muchas cosas, el último año de mi primera etapa de estudios universitarios, el último año (meses) de estar y recibir de “el nido”, el último año dentro de muchos que pasaré mi cumpleaños en mi tierra, el último año para caminar, respirar y contemplar mi ciudad y su gente. Por lo pronto esta etapa de vida nómada es una oportunidad más para nutrirme de las historias, experiencias y vivencias de todos esos viajeros, locos que un día decidieron romper con la costumbre. De ese veterano recorriendo los cinco continentes en motocicleta, o quizá de ese momento en que dejó de ser más la URSS y vino a ser algo diferente, de ese amigo que decidió ir a buscar a los paisajes que desde siempre vio en libros de naturaleza y que encontró canguros y pingüinos, o de aquel otro que después de un largo camino se encontró así mismo.

Entre otras cosas también he decidido a tomar parte de una ideología, bueno más que una ideología política, por un partido político que es diferente. Por encima de la idea de simplemente observar para ser un politólogo más objetivo (aunque la objetividad no exista). Ello con la firme convicción de aportar para un cambio a esas instituciones -que se supone su razón de ser es el ciudadano- y a aquellos que en ellas se desempeñan. Por otro lado mi conciencia me invita y en ocasiones perturba a tomar acción es esa parte que he dejado estancada, la de ese proyecto y la gente involucrada en la mixteca, y es que la experiencia y oportunidad alrededor de ella me ha dado muchísimo, me ha formado. Es una carga pesada por todo lo que implica, pero que vale muchísimo por los resultados en la gente. Y como dice la canción: “prefiero salir a ganar que quitarme de en medio…”

Sin duda muchas veces tenemos lo que merecemos, en especial me refiero al gobierno, sociedad que merecemos, pues somos –o podríamos ser- factores de cambio en nuestro entorno, depende de cada uno recoger y tirar la basura, pasarse el alto, en fin hacer uso de ese gandayismo autóctono del mexicano X, del mexicano inerte, valemadrista. Otra parte del conflicto se encuentra en aquellos o en donde las oportunidades no llegan, en fin largo tema para desarrollar que dejo para otra ocasión.


En fin, recuerdo haber leído (en medio, de hasta ahora mis mejores momentos) en Newsweek o The economist –no recuerdo con exactitud- “The worst is yet to come” y no evité una sonrisa cómplice que desmentía tal declaración y es que me di cuenta que nuestros pensamientos, declaraciones y acciones son el material para construir nuestro camino, nuestro futuro y destino. Cito lo anterior porque hace unos minutos recibí un mail de un hermano para la vida, me recordó una frase -nuestra declaración de vida y filosofía-: “Lo mejor viene brother”.

Como es sabido, somos seres con diversas necesidades... Voy por el equilibrio de una vida sana física, emocional, mental y espiritualmente. Término por como empecé: hoy es un buen día, una nueva oportunidad para empezar.

Y cantando con una canción que me acompaño al plasmar estas líneas.

"Hoy hace un buen día" de Fernando Delgadillo

En esta tierra he visto mi primera luz
he visto y veo luz tierra firme y vasto cielo
todo mi entorno está entedido en el amor
que nos tuvieron los que fueron hace tiempo

Y hoy hace un buen día para hablar de los que están aquí
trazando a diario el bienestar de todo aquél que vendrá
como precederá la aurora el sol de diario
como sabemos que mañana será igual
porque así se ha venido haciendo con los años
que trascurren y se van

En esta tierra en donde puedo caminar
bajo la dirección que le ponga a mis pasos
siempre habrá tiempo para venirle a cantar
por ser lo más que sé ofrecer como regalo

Me dió un lugar donde al volver con gusto sé decir
es mi país esta es mi tierra y casa y esta es su canción
una canción como todas las que se han hecho
tan sólo que con esta quiero hacer mención
de todo el bien que me hizo nacer de este pueblo
y que me parte el corazón
que hablar de México siempre me inflama el pecho

Y si miramos hacia atrás donde fuimos a empezar
y encontramos los antiguos que formaron un lugar
pero un buen día se marcharon y aprendimos a decir
grandes fueron los viajeros que cruzaron por aquí

En esta tierra conocí la dignidad
del que trabaja para ver crecer los suyos
del que se esfuerza superar su condición
aún a pesar de cruzar tiempos de infortunio
y hoy hace un buen día para hablar de los que están aquí
trazando a diario el bienestar de todo aquél que vendrá

De la simiente que se llega al semillero
que hasta esta tierra fértil un dia arribará
y no hace falta repetir como los quiero si lo he dicho tanto ya
y hablar de amor es bueno cuando se es sincero

Y si ellos miran hacia atrás de lo que les toca empezar
y nos hallan a nosotros que formamos un lugar
que un buen día nos marcharemos y tal vez podrán decir
grandes fueron los viajeros que cruzaron
grandes fueron los viajeros que cruzaron
en verdad que fueron grandes los viajeros que cruzaron por aquí.